Tarda en atender la llamada hasta que se baja de la moto para entrar al trabajo, como encargado de sala del Teatro Rosita Ávila. Ha llegado un rato antes para poder charlar con LA GACETA acerca de su participación en “División Palermo”, la serie más vista en Netflix desde su estreno, hace hoy una semana.
De ahí que Sergio Prina, con su oficio central de actor, haya trepado en estos días al podio de la pantalla, y en la plataforma líder del streaming.
“Estoy muy contento. Cuando llega un trabajo como este uno se pone feliz. Después le perdés el rumbo, porque el estreno es casi dos años después de haberse filmado, mientras tu vida real ha seguido con todas las cotidianeidades”.
- ¿Cómo hiciste el casting?
- Lo hice por autocasting. Antes de la pandemia ya se hacía on line en Buenos Aires. La pandemia favoreció que se “democraticen” los castings; de ese modo se pudo convocar a actores de provincias. De hecho, después de la pandemia a mí me llegaron más castings que antes. Pero eso no significa que haya más trabajo, sino que hay más posibilidades. Grabé una escena, luego vino una segunda prueba; la tercera ya fue por Zoom con los directores de casting y de la serie, donde ellos fueron haciendo requerimientos. Después ya me convocaron. ¡Estaba chocho! Eso ocurrió en 2020, y se filmó desde principios de 2022.
- ¿Conocías o habías trabajado antes con alguien del elenco?
- De cuando vino a Tucumán a filmar con Patricia García conocía a Daniel Hendler, con quien compartimos amigos del ambiente. Con quien sí había trabajado es con Marcelo Subiotto (que hace de mi jefe, el comisario) en Córdoba. También conocía a gente del equipo técnico, de rodajes anteriores.
- Es una producción ambiciosa. Uno fantasea con el glamour hollywoodense...
- Uno imagina que esta es una industria gigantesca. A medida que te van saliendo proyectos y vas conociendo gente, vas entendiendo que no es tan grande, que es artesanal. Además, cuando te cruzás con actores y actrices reconocidos, te das cuenta de que son laburantes del cine, que salen de un trabajo y van a otro; y que cuando se termina un proyecto empiezan urgente a buscar contactos y castings. No se trata de una tarea relajada como uno fantasea. Funciona como cualquier otro trabajo, a pesar de que sean actores muy famosos.
- ¿Cómo ha sido trabajar con ese elencazo?
- Ha sido hermoso. He aprendido un montón, de cuestiones que se aprenden sólo en rodaje: cómo se vincula uno con el guión, con la cámara. Hay un trabajo muy aceitado entre todos los factores. El director tenía muy claro qué quería, qué tipo de humor iba. La bajada de línea fue muy concreta, sin vueltas. Fueron jornadas de grabación muy intensas y extensas. El elenco es precioso, con muy buena onda. Yo me he divertido muchísimo filmando esta serie.
- Detrás de la comedia la serie aborda más de una temática compleja.
- Es que era una idea muy madura, que insumió mucho trabajo y tiempo de elaboración (desde antes de la pandemia), y abundante asesoramiento en la temática sensible. de la inclusión y de las personas con discapacidad, tanto que si no estaba adecuadamente informado daba para pasarse a extremos complicados.
- ¿Cómo hiciste para meterte en la piel de un policía, y por primera vez?
- Entra a jugar la composición del personaje, y en este caso no tenés demasiado tiempo de composición porque no se ensaya demasiado antes del rodaje. De alguna manera el trabajo de composición está dado ya en el casting. Es anterior: hay algo que han visto en vos que da para el personaje. La primera vez que salí del vestuario y me vi en el espejo, pensé: ‘¡soy un poli! Todavía no había hecho nada y ya tenía ganas de salir a poner orden”. En relación con la composición, un colega decía que componer es muy difícil no solo para el actor sino también para los productores, porque tienen que brindarle al actor el tiempo y las herramientas necesarias para la composición. Más aún cuando el personaje requiere cambios físicos, prótesis, maquillajes o pelucas. De ahí que la composición no sólo le compete al actor sino que es mucho más complejo, no como en el teatro, donde es mucho más cercano.
- ¿Te marcaron pautas sobre el habla provinciana?
- El trabajo que hago acá es bastante neutro, y no tiene que ver con un pedido específico, sino con el texto, que no se podía modificar. Hay tiempos verbales que uno usa de otra manera; hay modos y tiempos más lentos de vida que los porteños. Como era muy concisa la forma del texto, y cómo debía decirse para que funcione, se debía ser fiel y riguroso. Al principio me costó un poco, hasta que se acomodó el oído.
- ¿Qué te pasa en este momento, cuando la serie ha explotado en Netflix y es la más vista en Argentina? ¿Qué expectativas tenés en tu carrera?
- Es la primera vez que estoy en una plataforma. Lo inmediato es darme cuenta de la diferencia de la llegada y del alcance. Tengo repercusiones desde España, desde México... Sin duda estar en una plataforma vuelve el trabajo de uno más popular, te mete en el living de la casa. No sé cuál será el impacto que esto tendrá. Yo sólo espero que genere trabajo; que apunte a mi objetivo de poder vivir de esto; de poder hacer más series, más películas. Pero ya lo que ha sucedido hasta ahora para mí ya es un ciento por ciento favorable. Soy un actor muy agradecido por el camino recorrido, por la recepción, por la gratitud de mis colegas, que están felices. Y respecto de que nadie es profeta en su tierra, yo no me siento así. Yo me siento muy acompañado por mis colegas tucumanos.
Ahora Prina se dirige a uno de sus trabajos. Otro es el que desarrolla junto a su compañera, María José Medina, donde dan clases en el Taller Actuaciones (Tamaño Oficio, San Luis 338).
En ocho episodios: chistes, tiros, estereotipos e idiosincrasia “argenta”
Comedia casi negra, humor, sarcasmo, una pizca de sangre más un toque de emotividad son los ingredientes que se mezclan eficazmente en las andanzas de una flamante Guardia Urbana porteña, integrada por personas con discapacidad.
La serie “División Palermo” se ve rápido, entre chistes, tiros y estereotipos e idiosincrasia “argenta”: son ocho capítulos de alrededor de 30 minutos que propician carcajadas. La propuesta satiriza la institución policial y plantea una polémica forma de inclusión y diversidad. La historia está creada, coescrita, codirigida y protagonizada por Santiago Korovsky. Junto a él integran reparto principal, entre otros, Pilar Gamboa, Daniel Hendler, Martín Garabal, Charo López, Carlos Belloso y Alan Sabbagh.